lunes, 16 de febrero de 2009

los chinos saben más que nadie

Hay un proverbio chino que dice: "cuidado con lo que deseas".

Fulgencio es hombre de costumbres arraigadas. Cada mañana se despierta al alba, se lava la cara en la pica resquebrajada que antaño su madre usaba para lavarle los bigotes después del desayuno. Vive en el piso de 55 metros cuadrados que heredó de sus padres en el ajetreado barrio de Lavapies cuando a la edad temprana de 7 años su madre y él emigraron desde su Soria natal. Él, todavía guarda intensos recuerdos de su tierra, el frío intenso casi asesino que se posaba en las paredes del caserón familiar de octubre a mayo, los caminos largos y desiertos que recorrían los domingos de guardar.
Ha sido butanero desde hace más de 20 años, cuando en plena edad adolescente, empezó en la empresa "G.E.U. (Gases Españoles Unidos)" como repartidor de bombonas. Los primeros años fueron buenos y fáciles. Le gustaba el trato con la gente de "a pie" y como en todo el barrio no había ascensor, estaba en forma.
Con el paso del tiempo, la vida y la espalda se le han ido torciendo. Sólo en el mundo, sufrió una hernia de disco que le dejó el nervio pinzado de por vida que le ha impedido atarse los zapatos desde entonces. La empresa (que era propiedad del estado) le negó la mayor y la pensión por incapacidad alegando una serie de patrañas sin fundamento que, curiosamente, un juez compañero de cacerías del ministro de turno aceptó y desestimó la demanda del bueno de Fulgen.
Desde entonces, ha cambiado el butano por las biblias y enciclopedias que vende puerta a puerta (sin demasiado éxito). Sólo se le conoce un vicio, el euromillones. Siempre juega con ahinco y determinación esperando que la divinidad le sonría y le retire o le permita vivir sin trabajar.

La semana pasada, al fin le llegó el "tiempo de la tarjeta rosa y del alpiste pá las palomas en el parque a media mañana".
Hoy, se ha ahorcado usando un tocho de enciclopedias viejas y abriendo la bombona de gas...
Entre sus dedos un cupón del euromillones premiado con varios millones y que en el dorso ponía "demasiado tarde, coño"

Es triste pensar que los que le impidieron cobrar la pensión por incapacidad, el estado, cobrarán el billete premiado al no tener descendencia el bueno de Fulgen.

2 comentarios:

  1. ¡Todos somos Fulgen!

    ¿Montamos un grupo en honor a Fulgen en el Facebook?

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  2. Yo ya tengo mi grupo, y toda mi vida ya tiene sentido con el nuevo testamento que predica: YES WE JARL!!

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