domingo, 18 de octubre de 2009

y tú, qué serás de mayor?

Tengo unos 8 o 9 años. Estoy en el cole, vestido con la dichosa bata azul que tapa provisionalmente el uniforme que llevo a diario. Veo a lo lejos a los de 8º de EGB (míticas siglas que hoy en día no significan nada en los patios de los colegios), tíos altos, fuertes y sin bata. Quiero ser mayor para no llevar bata. La vida debe ser la hostia cuando uno no lleva bata!

Debo tener unos 15 años. Estoy en 2º BUP (míticas siglas as well), cole nuevo, chicas nuevas, llevo un año ya saliendo por la tarde los viernes y poniéndome "finito de córdoba" con el calimocho o el martini-limón o la birra. Nunca he sido de malibú-piña (es de mariquitas). Veo a los tíos de 18, llaves del coche en mano y saliendo de noche. Joder, vuelvo a querer ser mayor. La vida debe ser la hostia conduciendo y saliendo por la noche. Seguro que todo será diferente.

Tengo unos 18-19 años. Soy un pringado de primero de ADE en la facultad. El bar mola. Las campanas se suceden dependiendo de la época del año. Aún no salgo los jueves. Dicen que es la hostia, un mundo nuevo. Veo a los de 4º y 5º y salen los jueves. Eso debe molar mucho. Algunos ya han empezado a hacer sus pinitos en el mundo laboral. Parecen tíos imprescindibles. Quiero acelerar el reloj unos tres años y sentir eso. Además se ve que hay un tío raro llamado Erasmus que es muy buena gente. Quiero conocerle.

Hace un par de meses que empecé a currar en auditoría. Cobro poco, trabajo mucho. No mola. Y lo qué aprendes me dicen? Además los incrementos salariales están muy bien. Quiero ser mayor, ganar más y poder mandar a algún pringadillo.

Ya está.

sábado, 10 de octubre de 2009

siguiendo el manual

El otro día estaba en una librería mirando libros mientras esperaba al resto de la familía. Me paré delante de la estantería de los "manuales de empresa". Son de color amarillo pálido y han salido como "boletus" desde que dos de sus títulos inciales (Fish y Quién se ha llevado mi queso?) se vendieran como rosquillas en época navideña.
Estuve mirando la contraportada de uno cuyo título no recuerdo pero trataba del arte de la venta. El autor proponía una serie de retos harto absurdos:

- ¿quiere venderle hielo a un esquimal? Hombre, la verdad es que hoy había planeado pasear un rato, quizás unos tiros de básquet, un buen vino y una siesta decente. Vender hielo nunca ha sido uno de mis pasatiempos preferidos y, para más inri, creo que es una falta de respeto que un tío de la cuenca mediterránea le diga las mil y una genialidades del agua congelada a un tío que vive encima del hielo. No way.
- para vender hay que entender al cliente. Esta frase me recuerda a la mítica de Michel "si llega a entrar es gol". Absurda.

El resto no las recuerdo. Amnesia selectiva? Supongo. El cerebro desprecia un alto porcentaje de los inputs que a diario recibe. Está directamente relacionado con la cantidad de memeces que se dicen.
Estoy harto de los "manuales". No los soporto. Estoy convencido que se puede sobrevivir, triunfar (o lo que algunos consideran triunfar, cómo si levantarte cada día no fuera un triunfo en sí mismo) sin los dichosos libritos de instrucciones.
Basta de charlatanes, de prototipos, de órdenes.

"A la mierda, yo aquí he venido a hablar de mi libro".

miércoles, 7 de octubre de 2009

Sigan a Ernesto

Cada vez estoy más convencido que hay que vivir a deshora, al revés que la mayoría de la gente. Estos días disfruto (enormemente) de mi permiso de paternidad (el INSS me acaba de enviar un SMS notificándome que mi resolución ha sido declarada favorable; cómo cambian los tiempos).

Sin ir más lejos ayer fuimos a jugar a tennis Ansel y yo en "prime time", es decir, a la una del mediodía. Cómo los ricos, qué digo como los mega-ricos.
"Aquí hay mucho cabrón que vive muy bien"- soltó Ansel.
"Ya te digo"- contesté mirando a la pista contigua donde un cincuentón devolvía las pelotas de su profesor.
Supongo que el tío debió pensar lo mismo de nosotros (dos pipiolos pero en edad de levantar el país haciendo el pena en tierra batida; cabrones!!).

Sí, amigos; ahí fuera el personal vive razonablemente y cojonudamente bien. Sospecho que en algún momento en su vida tomaron una encrucijada difícil y arriesgada pero que ofrecía un enorme potencial de crecimiento y bienestar. Chapeau por ellos.

Vota a Ernesto, tu salvoconducto para los partidos de tennis a mediodía y tu compañero de dominó en el bar después de la siesta!

Hala, ahí queda eso...