viernes, 21 de mayo de 2010

curros curiosos

Mi padre era el que doblaba a Mario Bros.

lunes, 3 de mayo de 2010

viaje a ninguna parte

Como de costumbre ella llegaba a la hora en punto menos dos minutos. Yo esperaba amorrado a la fría ventana del tren admirando su belleza hasta una distancia prudencial, momento en el que cogía mi periódico y optaba por mostrar mi look despreocupado y pasota que ,según he leído en las críticas, bordo.

Ella como de costumbre se sentaba en la misma isla de asientos que la mía (ya me preocupaba yo que nadie profanara su trono) justo en diagonal a mi posición. Miradas furtivas que ella notaba y se esmeraba en mostrarse encantada por ellas. Suaves movimientos de su pelo unidos a sensuales mordisqueos de labios hacían las delicias de mi viaje en tren desde la "banlieue" al centro de la ciudad. Lloviera, tronara, nevara, hiciera sol, bochorno, ella siempre lucía radiante.

El hecho de conocer nada de ella lo hacía todo más mágico, a veces imaginaba que era una brillante abogada de un importante bufete, otros suponía que era una marchante de arte con vocación más didáctica que mercantilista y no pocas ocasiones había soñado que se dedicaba al noble arte de la música. Pianista quizás, sus manos así lo parecían sugerir.

Su nombre era un reto para mi cabeza, Chloé, Sophie, Françoise o simplemente Marie. La verdad me daba igual.

Qué glamour, qué estilo, qué "savoir faire"...