martes, 27 de marzo de 2012

Cheerleaders

El otro día tuve la oportunidad de ir a un partido de básquet. La verdad es que mola ir a eventos deportivos. Supongo que el hecho que no vaya muy a menudo juega claramente a favor de este tipo de sensación. Pero esta vez fur diferente. Diametralmente distinto. Los asientos eran a pie de pista. Literalmente. Éramos los que más cerca estábamos de la pista. Vamos, lo que viene siendo un asiento “Jack Nicholson”. A Morel le ofrecieron dos entradas y no lo dudé.


En el descanso teníamos acceso a un pica-pica en el túnel de vestuarios. Todo muy cuidado. Nos pusimos morados. Las cheerleaders salían a animar al inicio del partido y al final de cada cuarto. Estábamos en primera fila. No lo hacían mal pero están a años luz de las animadoras americanas. Ni la coreografía, ni la indumentaria y porqué no decirlo- ni su belleza estaban cerca del nivel americano. Imagino que aquí no hay cultura de cheerleaders y allí sí.

Es curioso lo bien que los hacen los yankees en este aspecto. Los eventos deportivos son puro espectáculo, puro show business, un lujo para los ojos. Suelen durar varias horas y uno se lo pasa en grande.

Hay pocas cosas que me gusten de ellos pero sin duda su manera de enfocar los partidos, conciertos, eventos en general me mola mucho.

Y las cheerleaders también;)

jueves, 22 de marzo de 2012

las noches del desierto

Viajar es un placer. Al menos lo es para mí. Cada uno tiene su tipo de viaje pero el simple hecho de poder escapar y ver cosas diferentes eso constituye un gran placer.


Jerome es intrépido en vacaciones y pragmático el resto del tiempo. Tiene un puesto medianamente bien remunerado en una multinacional pero no con un excesiva presión, lo cual le permite vivir de forma acomodada. No tiene grandes lujos ni pasiones muy caras. Le gusta el vino, el buen vodka y los fettuccini que preparan en Gino’s. Todo en su vida gira en torno a su próximo viaje. Sin mujer en nómina ni niños que mantener puede dedicarse a si mismo todo el tiempo. Ha escalado montañas medianamente altas. Ha buceado en las aguas más cristalinas. Ha recorrido la gran Muralla china. Ha viajado en el Transiberiano. Ha fotografiado canguros y koalas. Ha nadado en el Amazonas. Ha bebido las mejores caipirinhas en la costa norte de Brasil.
Y ha dormido innumerables veces en el desierto.

Las noches del desierto lo son todo y a la vez no son nada. La profunda oscuridad pone de relieve un manto de estrellas como jamás podrás ver en otra parte del planeta. El contraste de la temperatura hace que pienses que ese sitio es lo más cercano al fin del mundo que hoy uno puede experimentar. Llegar, plantar la tienda, preparar una hoguera para asar algo mientras se bebe una cerveza.

Eso es lo más grande. Es el clímax.

Es incapaz de recordar las veces que ha usado la táctica del desierto con las chicas. Y siempre, siempre funciona ,…. Nunca le vuelven a llamar;)

lunes, 19 de marzo de 2012

Calle Principal

El ruido del ascensor al subir. El ruido del ascensor al bajar. El ruido del ascensor cuando alguien abría sus puertas. Cuando las cerraba. Esos fueron durante largos años mis compañeros de sueños y vigilias de madrugada. Nada especial ni incómodo. Estaba plenamente acostumbrado a ello. De hecho, cuando alguna vez había dormido fuera, el no ruido me inquietaba y me dificultaba la conciliación del sueño.


Mi habitación era interior y daba a un pequeño patio de luces y una de las paredes colindaba con el mecanismo del ascensor. Al ser un patio de luces relativamente estrecho te brindaba la opción de saber qué ocurría en casas ajenas. Los Gómez siempre sufrieron por la sordera del padre, el cual era aficionado a la copla y los toros, dando rienda suelta a sus aficiones a unos decibelios decididamente excesivos. Luego estaban los Antúnez, gente honrada y de buena pasta hasta que su adorada Mariola decidió liarse con un macarra. Las discusiones fueron ya parte del menú. Y mi preferida, la Sra. Remedios, esa que decía a los cuatro vientos “gracias a mi, muchos matrimonios todavía duran”.

Hoy he leído en el periódico que han derribado el edificio de la calle Principal número siete. El edificio dónde viví hasta que decidí recorrer mundo con mi cámara a cuestas. Lo bueno es que lo han tirado para levantar un cine y eso mira tú por donde me hace ilusión.

jueves, 15 de marzo de 2012

tres verdades

1) El engaño del vidrio: El típico día que te mueres de beberte una birra (casi cada día dirán algunos; sí que pasa?), la nevera está vacía. Vas al paqui y sólo tiene del tiempo. La pillas igualmente, la metes en el congelador. Pasados 20 minutos, piensas que tu congelador es la hostia y la birra ya estará fría. Vas, la tocas, piensas, no es más elucubras y acabas diciendo “se puede tomar”.

Error: el vidrio está frío, la abres y no vale un pimiento.

2) Conflictos de agenda: tienes 20 años, tu novia es reciente pero no tanto. Está buena o eso crees tú. Te mola Ac/Dc y vienen en concierto después de 20 años sin venir por estos pastos. Tu novia te dice “mis abuelos cumplen 50 años de casados” tu sueltas un “pues me alegro, qué capacidad de aguante”. Ella te mira y hace ver que no ha oído eso y suelta “quieren que vengas a cenar con toda la familia el día 20 de este mes”. Oyes el ruido de tus huevos rebotando contra el suelo pero eres un tipo duro que aguanta y dices “tengo derecho a un abogado”. Ella se sabe tus tretas y dice “sí pero será de oficio”. Solicitas poder hacer una llamada, ella no accede porque sabe que la vas a usar para escapar.
Tienes 20 años y te sabes perdedor de la contienda. Una pena porque al cabo de unos meses te deja tirado por no sé qué de falta de compromiso. Manda huevos. Esos huevos que perdiste contra el suelo.

3) Tu madre no es como creías: De pequeño ves a tu madre como un ser recto, impoluto y que está por encima del bien y del mal. Con el tiempo descubres que tu madre es un ser terrenal, capaz de errar. Lo peor es cuando se convierten en abuelas y sueltan comentarios verdes o incluso a decir palabrotas. Tu madres es humana no Dios!

miércoles, 14 de marzo de 2012

lo que nunca nos dijimos a la cara

Lágrimas huérfanas discurriendo por mejillas ajenas,
Carcajadas robadas a punta de pistola,
Sueños dormitando en viejas maletas,
Miedos buscando su esperada hora.

Afrentas por menos de lo que cabía esperar,
Reproches indignos de nuestro pasado,
Problemas que no supimos afrontar,
Quizás por no mantener el anonimato.

Distancias difíciles de salvar,
Cafés y cigarritos sin compartir,
Verdades que ya dejaron de importar,
Sin más esperanza que la de fingir.

Pavor por sentir el desprecio amargo,
Susto al ver los minutos restantes,
Esperanza vacía como la de un tango,
Tristeza al ver el uso de tus malas artes.

lunes, 12 de marzo de 2012

Operación Seducción Ejecutada

                                                                                                 Miami, 12 de marzo de 2012


Estimado Sr. Young;

La operación se ha ejecutado de forma satisfactoria. Mr. Edding fue detenido a la salida de la estación Central pasadas las 8.15pm tras haber facilitado el micro chip y el pen drive con la información secreta. El señuelo usado, la señorita Mapple, ha sido un éxito. Se recomienda seguir usando el señuelo Mapple por sus características físicas en próximas misiones. Edding declaró no saber nada pero las numerosas grabaciones realizadas en el bar de la estación así como el testimonio de todos los que allí se encontraban (policías de incógnito) así lo corroboran.

Tal y cómo habíamos diseñado usted y yo, Edding será acusado de espionaje industrial. Usted se personará como acusación particular en nombre de su empresa. Su hija, por tanto, se podrá divorciar de él sin coste alguno para su familia.

Siempre es bueno mantener el patrimonio a buen recaudo. Adjunto le envío la minuta y nuestros honorarios.

Firmado;


Nicanor Williams.

P.s.- No se preocupe por el contenido de esta carta. El papel usado está diseñado para que se autodegrade 30 minutos después de entrar en contacto con oxígeno y Co2.

miércoles, 7 de marzo de 2012

el bar de la estación

Habían quedado en encontrarse en el bar de la estación. Un sitio poco ostentoso y que no llamase la atención. Ella llegaba en el tren de las 8 de la tarde. Él llegaría caminando desde el centro tomando todas las precauciones posibles. Nunca habían hablado en persona pero mantenían una relación especial. Sabían que lo que iban a hacer iba en contra de toda moral y ética. Aún y así los dos lo tenían decidido.

Él había imaginado las primeras palabras e impresiones del encuentro y había recreado una conversación en su mente. Había valorado todos los pros y todos los contras, había indagado y explorado todos los ángulos posibles. Pese a tener el convencimiento de lo que iba a hacer, no podía evitar que la sombra del remordimiento caminase a su lado.

Ella era una persona más pragmática, si algo le apetecía lo hacía sin reparar en exceso en posibles consecuencias posteriores. Eso le había provocado algún que otro contratiempo en el pasado pero eso no la detenía ya que su día a día compensaba esos problemas puntuales. Ella había investigado y conseguido información sobre él. Le gustaba saber el terreno que pisaba.

Pasaban dos minutos de la hora marcada y él estaba apoyado en la barra tomando una tónica. Sabía que no debía mirar a la puerta de forma directa, así que lo hacía a través de un espejo de la pared de la barra. Ella había aprovechado y se había dirigido al lavabo. Decidió que debía darse los últimos retoques. Barra de labios y rimel.

Entró pasados siete minutos. Sabía que si dejaba pasar otros tres minutos más, corría el riesgo de que él se hubiera marchado. Cruzaron las miradas en el espejo de la barra. Pese a no haberse visto jamás, los dos sabían que el otro era quien debía ser.

Ella se sentó en una mesa opuesta a la gran cristalera que daba a la estación. Pasados dos minutos, él pagó y pasó al lado de su mesa. Ella dejó caer sutilmente su bolso. Él se paró, se agachó, lo recogió, sonrió, se lo dio y reemprendió la marcha. Todo en cuestión de segundos.

Misión cumplida. El loro está en la jaula.

lunes, 5 de marzo de 2012

Unamuno & cía

“Qué música escuchas?”- le pregunta él.

“Quéeee?”- le contesta ella quitándose uno de los auriculares de la oreja.

“Que qué música estás escuchando?”- repite elevando el tono de voz.

“Tío, que no estoy sorda”- y se vuelve a enchufar el auricular aislándose.

“Será gilipollas la tía esta”- musita entre dientes el adolescente sentado al lado de ella.

“Mira niñato petagranos, ni soy gilipollas, ni soy tu tía, ni te importa una mierda la música que estoy escuchando”- suelta ella con una rapidez endiablada.

“Uuuuh, la Barbie superstar se ha ofendido y saca su mala leche a pasear. Ah, y de granos más bien pocos, guapita de cara”- responde él sacando pecho.

“Cretino”- ella.

“Puta”- él.

“Muy bonito. Qué culpa tengo yo de tu ineptitud y de tu falta de vocabulario que al tercer intercambio ya has de recurrir a la palabra puta? Es que mira que lo tengo dicho la ESO está llevando este país al fracaso total. Lo lógico es que me siguieras insultando pero con más estilo y clase. Pero no, el nene ha tenido que pedir el comodín del público y llamarme puta”- suelta ella.

“No me ralles tía. Me vas a enseñar las tetas ya o no?”- comenta él mientras se rasca la entrepierna.

“Buff, cómo ha perdido el cortejo que diría Unamuno”- responde ella quitándose la camiseta.

“Unamuno tu padre”- él.